RECONOCIMIENTOS VARIOS
2021 Ganador del "Concurso de Relatos Torre de Bellesguard" con el relato "ANTONI"


- Antoni- preguntó Dios- ¿sabes qué obra tuya es la que me gusta más?
- Supongo que la Sagrada Familia- contestó el arquitecto-. Aunque ya sé que están tardando demasiado en acabarla, pero es un poquito culpa tuya. Ya podías haber cambiado el horario del tranvía y así puede que me hubiera dedicado durante más tiempo y se hubiera acabado antes…
- Esa obra tuya es única e irrepetible- contestó el Altísimo, ignorando las quejas de Gaudí con respecto a su fatal accidente-. Creo que jamás habrá un templo tan espectacular, aunque ya conoces mi debilidad por las iglesias venecianas de Palladio y por las ermitas brasileñas de Óscar Niemeyer.
Gaudí suspiró; aquello era la eternidad que le había tocado. A Dios le gustaba hablar de arquitectura, ya que, a largo de los siglos, el hombre había construido un sinfín de templos, iglesias, catedrales y ermitas en su honor. Así que tenía tema para rato.
- La Torre de Bellesguard- dijo Dios-. Me encanta esa fusión de estilos entre el gótico y el modernismo, creo que acertaste en el diseño. Los jardines son una maravilla, y más de una vez hasta he perdido la noción de quien soy paseando por allí. Me he llegado hasta a sentir humano …
Gaudí llevaba tanto tiempo en el cielo- el tranvía lo atropelló en junio de 1926- que ya podía permitirse ciertas cosas con Dios.
- Pues igual de humano que Martín el Humano- contestó haciendo una rima, en alusión al rey de la Corona de Aragón que pasó sus últimos días en Bellesguard.
Dios sonrió para sus adentros, tampoco podía demostrar especial predilección por nadie, pero Gaudí era un regalo, una persona con unas convicciones artísticas, religiosas y personales por encima de lo común.
Al arquitecto no le sorprendió la elección, a él mismo le apasionó aquel proyecto en su día, aunque con el tiempo sus obras más visitadas fueran, al margen de la Sagrada Familia: La Pedrera, la Casa Batlló y el Parque Güell. Fueron nueve años de su vida los que dedicó
a Bellesguard, y pasó muchas horas paseando por aquellos jardines desde donde podía contemplar Barcelona y ver cómo iba escalando peldaños hacia el cielo su obra más emblemática: la Sagrada Familia.
Recordaba con claridad todos los detalles en torno a la construcción de Bellesguard, hasta el más intranscendente, porque en la eternidad los recuerdos no desaparecen nunca.
- Antoni- llamó Dios-, vamos, que hoy tenemos tertulia con tu antiguo profesor Domènech i Montaner.
Gaudí suspiró, a Dios le interesaba mucho el tema de La Manzana de la Discordia, pero no la versión de la mitología griega en la que Eris llevó dicha fruta a la boda de Peleo y Tetis, sino la referente a la parcela del Paseo de Gracia donde se rehabilitaron y construyeron varios edificios por parte de destacados arquitectos como Domènech i Montaner, Puig i Cadafalch, Enric Sagnier, Marceliano Coquillat y él mismo.
- Si me disculpas, creo que no voy a ir- contestó. - Es un tema muy trillado y que no me interesa demasiado.
- Dios de encogió de hombros y se alejó; Gaudí cerró los ojos y cuando los volvió a abrir estaba frente a la ciudad de Barcelona, contemplando las bellas vistas…Bellesguard.
- Antoni- preguntó Dios- ¿sabes qué obra tuya es la que me gusta más?
- Supongo que la Sagrada Familia- contestó el arquitecto-. Aunque ya sé que están tardando demasiado en acabarla, pero es un poquito culpa tuya. Ya podías haber cambiado el horario del tranvía y así puede que me hubiera dedicado durante más tiempo y se hubiera acabado antes…
- Esa obra tuya es única e irrepetible- contestó el Altísimo, ignorando las quejas de Gaudí con respecto a su fatal accidente-. Creo que jamás habrá un templo tan espectacular, aunque ya conoces mi debilidad por las iglesias venecianas de Palladio y por las ermitas brasileñas de Óscar Niemeyer.
Gaudí suspiró; aquello era la eternidad que le había tocado. A Dios le gustaba hablar de arquitectura, ya que, a largo de los siglos, el hombre había construido un sinfín de templos, iglesias, catedrales y ermitas en su honor. Así que tenía tema para rato.
- La Torre de Bellesguard- dijo Dios-. Me encanta esa fusión de estilos entre el gótico y el modernismo, creo que acertaste en el diseño. Los jardines son una maravilla, y más de una vez hasta he perdido la noción de quien soy paseando por allí. Me he llegado hasta a sentir humano …
Gaudí llevaba tanto tiempo en el cielo- el tranvía lo atropelló en junio de 1926- que ya podía permitirse ciertas cosas con Dios.
- Pues igual de humano que Martín el Humano- contestó haciendo una rima, en alusión al rey de la Corona de Aragón que pasó sus últimos días en Bellesguard.
Dios sonrió para sus adentros, tampoco podía demostrar especial predilección por nadie, pero Gaudí era un regalo, una persona con unas convicciones artísticas, religiosas y personales por encima de lo común.
Al arquitecto no le sorprendió la elección, a él mismo le apasionó aquel proyecto en su día, aunque con el tiempo sus obras más visitadas fueran, al margen de la Sagrada Familia: La Pedrera, la Casa Batlló y el Parque Güell. Fueron nueve años de su vida los que dedicó
a Bellesguard, y pasó muchas horas paseando por aquellos jardines desde donde podía contemplar Barcelona y ver cómo iba escalando peldaños hacia el cielo su obra más emblemática: la Sagrada Familia.
Recordaba con claridad todos los detalles en torno a la construcción de Bellesguard, hasta el más intranscendente, porque en la eternidad los recuerdos no desaparecen nunca.
- Antoni- llamó Dios-, vamos, que hoy tenemos tertulia con tu antiguo profesor Domènech i Montaner.
Gaudí suspiró, a Dios le interesaba mucho el tema de La Manzana de la Discordia, pero no la versión de la mitología griega en la que Eris llevó dicha fruta a la boda de Peleo y Tetis, sino la referente a la parcela del Paseo de Gracia donde se rehabilitaron y construyeron varios edificios por parte de destacados arquitectos como Domènech i Montaner, Puig i Cadafalch, Enric Sagnier, Marceliano Coquillat y él mismo.
- Si me disculpas, creo que no voy a ir- contestó. - Es un tema muy trillado y que no me interesa demasiado.
- Dios de encogió de hombros y se alejó; Gaudí cerró los ojos y cuando los volvió a abrir estaba frente a la ciudad de Barcelona, contemplando las bellas vistas…Bellesguard.
2017 Nombrado Embajador del idioma castellano en el mundo por la Fundación César Egido Serrano y el Museo de la Palabra.

2017 Finalista en el VI Certamen de Relatos Pablo de Olavide con el relato "El quinto mandamiento"

2014 Accésit en el Concurso de Microrrelatos de Baños de la Encina con el microrrelato "Siempre Neruda"



El pasado 2 de Agosto tuve el honor de asistir, en el maravilloso pueblo de Baños de la Encina,en el incomparable marco de la plaza de Santa María, justo enfrente de las murallas del impresionante castillo de Bury Al-Hamma, a la entrega de los premios de los certámenes literarios organizados por el ayuntamiento de la localidad, del cual fui Accésit del III Concurso de Microrrelatos con un texto titulado: "Siempre Neruda".
Ya había estado en Baños hace doce o trece años, un bañusco residente en Barcelona llamado Eduardo Pérez me invitó a visitar esta villa. En su día ya me impresionó su estratégica ubicación, el fabuloso castillo, el tranquilo pantano del Rumblar y esa tierra roja plantada de olivos hasta donde se pierde la vista que te recuerda el poema de Miguel Hernández: Andaluces de Jaén.
Siempre pensé que podía volver algún día, pero jamás pude imaginar que podría ser para recoger un premio literario.
De manos del poeta y maestro de ceremonias Alfonso Monteagudo fui galardonado con un diploma acreditativo y una réplica en escayola del majestuoso castillo que corona el pueblo. Más tarde, en un ágape ofrecido por las autoridades locales, donde se dio buena cuenta de la gastronomía local,pude departir con los escritores ganadores de las diferentes categorías en buena armonía y esparcimiento. Fue un acto sencillo, repleto de camaradería y buen humor, y no exento de ironía e ingenio, dada la presencia y el nivel de los escritores y personas presentes, entre los que destaco al poeta y ensayista Alfonso Monteagudo, amigo de Camilo José Cela, y del cual se explayó con más de una divertida anécdota sobre el desaparecido Premio Nobel de Literatura.
Es de recibo agradecer también a la poetisa Pepa Cantarero su aportación y esfuerzo al certamen, y al ayuntamiento de Baños, especialmente al alcalde y a la concejalía de Cultura, por su aportación a la literatura y a la cultura en general convocando año tras año estos certámenes literarios.
Mi microrrelato es un pequeño homenaje al gran Pablo Neruda. La primera vez que leí a este hombre, me quedé sin aliento al ver como se podía escribir de forma tan maravillosa sobre el amor. Hay más poesía en una sola coma de Neruda, que en muchos de los incontables millones de versos que pueden haberse escrito a lo largo de la historia, y para mí siempre será uno de los grandes poetas.
El relato es una pequeña fabulación que combina cine, poesía y desamor, y parafraseando al maestro, diré que:en noches como ésta, una voz se acordó de Neruda, en un pequeño pueblo de Andalucía llamado Baños de la Encina.
Éste es el microrrelato:
Siempre Neruda, no podía evitarlo; su poesía siempre reabría aquella herida enquistada. Habíamos leído tantas veces sus versos, nos habíamos amado tanto con sus palabras… cuerpos desnudos entre sábanas cálidas obedeciendo al genio de Isla Negra. Reconozco que fui un poco masoquista cuando me metí en el cine a sabiendas de que proyectaban El cartero y Pablo Neruda.
Era un cine de barrio, de aquellos de programa doble con películas de reestreno. Sorteando restos de palomitas, bolsas de patatas vacías y alguna que otra lata de refrescos conseguí sentarme en una butaca del centro de la sala, desde donde tenía una visión perfecta de la pantalla.
Ya había empezado la primera sesión cuando una pareja se sentó delante de mí, eclipsando por unos instantes el bello cuerpo de María Grazia Cucinotta. Al principio no noté nada, pero cuando ya habían pasado unos minutos percibí la esencia de un perfume que conocía. Empecé a sospechar que tal vez fuera mi ex novia una de las dos siluetas abrazadas que tenía delante, y fue entonces cuando la mujer hizo algo que ya no me dejó duda sobre su identidad: se sacudió el pelo de una forma que sólo la persona que yo conocí podía hacerlo. Mi memoria sumó la fragancia y aquel movimiento de anuncio de champú y como un resorte me levanté y salí a la noche estrellada. Recordé los versos de Neruda: “En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito”
Los cinco minutos de gloria de los que hablaba Andy Warhol...
2014 Reseña en el periódico ABC del libro de cuentos CUÉNTAME UN GOL, en el que participé con el relato "Los goles soñados"

2014 Publicación del relato "Los goles soñados" por Editorial Verbun. El relato fue seleccionado para formar parte del libro "Cuentos de fútbol", junto con otros veinte participantes

2011 Publicación del relato "Al primer palo" por la Consejería de Turismo, Ocio y Deporte de la Junta de Andalucía. El relato fue seleccionado para formar parte de la antología Yo deporte y editado en formato electrónico.

2011 Finalista del Concurso de Cuentos de La Felguera, considerado el Nobel de los cuentos, con el relato "Al primer palo"
